martes, 20 de septiembre de 2011

Un católico practicante inyecta 2.500 euros a la parroquia de su pueblo

La iglesia de Bujalance, en la provincia de Córdoba, necesitaba alguna que otra reforma.

Adolf Gil (Córdoba).- La parroquia del pueblo cordobés de Bujalance, de 1.837 habitantes, no volverá a pasar más penurias gracias a la aportación altruista de uno de sus paisanos. Los 2.500 euros que ha recibido de las manos desinteresadas de Julián Corral van a servir para aplicar las mejoras que su iglesia, en el más amplio sentido de la palabra, necesita. 
Julián Corral trabaja como ATS en Bujalance, lo que popularmente se conoce como el practicante de toda la vida. Julián también es muy creyente, y acude cada domingo y fiestas de guardar a misa. Y fue en misa donde se dio cuenta de que aquello distaba mucho de ser una iglesia normal y corriente. Aquello no era, precisamente, San Pedro del Vaticano.





¿Por dónde se entra? Sólo con ver qué clase de accesos tiene la parroquia de Bujalance, se le quitan a uno las ganas de ir a misa.


 

Algunos detalles que ponían de manifiesto la carestía de la parroquia de Bujalance antes de recibir los 2.500 euros eran: el cura, que ya tiene 72 años y también habría que renovarlo porque se le olvida lo que tiene que decir, iba con chanclas de dedo y oficiaba la misa con Tang en lugar de vino; el Cristo reposaba sobre el altar (una tabla y dos sillas) porque no se disponía de taladradora para colgarlo en la pared; la gente se traía las sillas de casa, además de un cojín para el momento de arrodillarse y rezar, porque tampoco había bancos, etc.
La situación de la parroquia de este municipio cordobés era crítica, como también lo es la de España y medio mundo. Pero la diferencia es que la Iglesia, además de la crisis económica, también está padeciendo una crisis espiritual, por lo que una parroquia en malas condiciones no invita a la gente a acudir a misa.
Los 2.500 euros aportados por Julián Corral se han invertido en comprar un cartel luminoso que indica, con una flecha, dónde está la entrada. Además, el cura se ha comprado un sello y un cordón de oro para dar muestras de opulencia y acercarse un poco más a la filosofía del Vaticano. Y, entre otras muchas inversiones, se ha encargado al carpintero del pueblo que colgase el Cristo en la pared, tras lo cual presentó una factura al cura de 1.375 euros.




En el pueblo cordobés de Bujalance viven 1.835 personas, un altruista y un cura despilfarrador.





‘No me duele haber donado 2.500 euros de mi bolsillo para mejorar nuestra parroquia. Es más, tenía una deuda conmigo mismo ya que tras lo de la peste porcina de 2009, crecieron mis ingresos sobremagnitud (sic) porque soy el único practicante del pueblo, era el único que vacunaba a la gente. Luego se demostró que lo de la peste porcina fue un fraude y yo me sentí como un cerdo, valga la redundancia. No podía tener por más tiempo bajo mi colchón el dinero de mis paisanos y tuve que donarlo a la parroquia, que seguro que sabría sacarle un buen provecho’, nos comenta Julián sacando mucho pecho.



Julián Corral es practicante y católico. Tras su donación a la iglesia del pueblo, sus vecinos le llaman Julián 'el de los billetes'.






Todo por la Iglesia. Si a los lectores les sobran algunos euros, no duden en hacer donaciones a su parroquia. Y si su parroquia les queda algo lejos –no es extraño que tras los recortes en salud, educación y bienestar social, pronto le llegue el turno a los defensores de la fe católica-, siempre podrá marcar la equis en la casilla de la Iglesia de la declaración de la renta. Ellos sabrán perfectamente qué tienen que hacer con ese dinero.




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