La compañía de telecomunicaciones española se ve obligada a abandonar su actividad debido a la crisis, aunque su presidente nunca estuvo al tanto de lo que allí pasaba.
Enrico Munica (Madrid).- Los números no cuadraban desde hacía tiempo. La empresa de telefonía acumulaba importantes pérdidas desde 2008, llegando a una situación económicamente insostenible. Tres años de ERE’s no han bastado para reconducir esta realidad tan crítica.
José Poveda Méndez, jefe de prensa de Telefónica, señala que ‘haber despedido a más de tres mil empleados no ha sido suficiente. Si al menos los altos directivos de la empresa no se hubiesen subido el sueldo, quizás no habríamos llegado a este punto’. Posiblemente haya sido eso, la codicia de los mandamases, y no la crisis ni el bajo rendimiento de los empleados de a pie, lo que ha llevado a Telefónica a la quiebra.
El equipo de limpieza de la sede de Telefónica, los únicos que trabajaban de verdad en él, ya no volverán a entrar por su puerta. |
Pero el cierre de una de las empresas más importantes de nuestro país no ha supuesto el fin de la tragedia. El drama fue aún mayor cuando a los dos días de haber echado la llave en las Pero de Telefónica, los directivos se dieron cuenta de que faltaba alguien.
César Alierta, Presidente Ejecutivo de Telefónica desde el año 2000, se había quedado hasta tarde en su despacho, tenía muchas cosas que hacer –‘firmar despidos requiere su tiempo’, reconoció a posteriori-. Tan metido estaba en sus quehaceres, que no se dio cuenta de que en el edificio estaba sucediendo algo fuera de lo normal. Y lo que pasaba era que, por desgracia, cerraba para siempre.
Alierta estuvo dos días allí dentro, solo e incomunicado –‘claro, al cerrar Telefónica, adiós al teléfono y a Internet’, continuaba diciendo-, y sobrevivió a base de cafés de la máquina de la oficina, ‘de los de 45 céntimos’, y de galletas Oreo de la máquina de al lado. Asegura que tomó 43 cafés en estos dos días, un dato que nosotros ponemos en cuarentena porque al ser rescatado parecía muy tranquilo, nada nervioso.
Fue Pedro Gutiérrez, mano derecha de Alierta, el que se dio cuenta de que algo no funcionaba como hasta entonces. En la cena de despedida y cierre de la empresa, Gutiérrez percibió que a su izquierda faltaba alguien, que la silla estaba vacía. ‘Pasé la mirada por todo la mesa y aprecié que era César el que faltaba; es más, un tipo como él, como es él, no se perdería por nada del mundo un momento tan especial, menos aún con las risas que nos echamos todos los de la cúpula de Telefónica’, nos explica Pedro Gutiérrez.
Lo que habría dado César Alierta por un café como éste. Con los que consumió de la máquina de la oficina, todavía hoy no puede alejarse demasiado del baño.
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La prensa, ante el nuevo revuelo, esperaba a las puertas del edificio. Un periodista del diario Expansión lanzó una pregunta que, por muy envenenada que fuese, no pilló por sorpresa a Alierta. ‘Sí, he de reconocerlo, aunque tras su muerte en 2008 no me sucede tanto… La gente me paraba por la calle, y me pedía una foto y un autógrafo creyendo que era el director de cine Sydney Pollack. Afortunadamente para mí, tras su defunción, la paranoia del español medio que conoce a este director de cine, y son unos cuantos, ha ido desapareciendo paulatinamente y ya puedo pasear al perro tranquilamente por el parque del Retiro’.
César Alierta se está recuperando poco a poco de su ‘cautiverio’, así como de su adicción al trabajo. Recuperarse de la ingesta de 43 cafés en dos días le llevará algo más de tiempo.
¿Quién es quién? Es muy difícil distinguir quién es César Alierta y quién Sydney Pollack. Vaya, nos hemos descuidado de ocultar el logo de Telefónica… Ahora sí está claro.
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Pobre hombre. Además de quedarse encerrado durante dos días, y alimentándose a base de cafés y Oreos, se ha quedado en la p..ta calle. Además, con la edad que tiene igual ya no encuentra un trabajo con el que mantener a su familia... lo siento mucho por él, estoy profundamente apenado por su desdicha. A ver si con lo que se sacó de las Stock Options tiene para tirar unos mesecillos.
ResponderEliminarEn un mal caso, con ponerse una cámara al hombro y decir que es Sidney Pollack igual sale adelante. Y si hace pelis de mierda, pues no pasa nada, porque las del Pollack también lo eran y no se notará la diferencia.
ResponderEliminarSi pudiese leer esto, que sepa que en mi mesa siempre tendrá un plato caliente con el que alimentarse y un trozo de alfombra en el que dormir... snif!
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