miércoles, 21 de septiembre de 2011

Mata a su mujer por teléfono y la policía da con el móvil del asesinato

El homicida utilizó una de las últimas aplicaciones de Apple para el iPhone 4 para llevar a cabo su trabajado plan.


Matías Buenas (Ourense).- Las mentiras son peligrosas. Algunas, como por ejemplo las piadosas, provocan una confianza fingida y enmascarada entre dos personas, desembocando sin remedio en el recelo, la enemistad y la ruptura. Otras, como la de este suceso acaecido en Ourense, pueden incluso provocar la peor de las tragedias: la muerte.
El asesino lo tenía todo planeado y muy bien estudiado. Si todo le salía como él pretendía, nadie sospecharía nunca de su persona.
Andrés Troyer no soportaba por más tiempo la relación con su esposa, con la que llevaba tres meses casado. Necesitaba acabar de una vez por todas, a ser posible de raíz, con su matrimonio. Y decidió tirar por la vía de en medio. Decidió quitar a su mujer de en medio.
Gran amante de las tecnologías desde que sus padres le regalaran con doce años una Sega Mega Drive, Andrés siempre ha estado a la última en este campo. No podía faltar en su bolsillo, por tanto, un iPhone 4, nutrido de infinidad de aplicaciones. Navegando encontró ésta: ‘Killin’ your wife’, una aplicación que te ayuda a deshacerte de tu esposa.
El plan era muy sencillo, y bastaba con seguir las instrucciones servidas por el terminal de Apple. Andrés llamó a su mujer, la cual tenía algún problema de corazón, diciéndole que acababa de comprobar que habían ganado 8 millones de euros en la Primitiva. Andrés utilizaba un tono de voz muy excitado –convenientemente distorsionado por la aplicación ‘Killin’ your wife’-, con lo que su mujer no pudo resistir tanta emoción y a los treinta segundos de conversación calló fulminada, sin aire, cadáver, en el suelo.



Matilde no pudo soportar tanta emoción al conocer la noticia de que eran ricos. Sus problemas de corazón ayudaron a que cayera redonda en el suelo.




Al cabo de tres días, un vecino al que le sorprendió el olor que salía del piso de la fallecida –‘era una mujer de su casa, y ese olor a tortilla de patatas requemá (sic) no era nada normal’, nos dijo poco después este vecino-, alertó a la policía. Al llegar, vieron el cuerpo sin vida de Matilde tendido en el suelo, y su teléfono móvil a un metro de ella.
El departamento de Nuevas Tecnologías de la policía recogió el móvil y comprobó de quién procedía la última llamada: era de un tal ‘Pichurri’. Atando cabos comprobaron que ‘Pichurri’ era el marido de la fallecida, al que localizaron e informaron de la muerte de su esposa.
‘Yo no he tenido nada que ver en el asesinato de mi mujer, lo juro’, fue lo primero que soltó Andrés Troyer, por lo que a la policía no le quedó más remedio que sospechar de él. Analizaron su iPhone 4 y, efectivamente, fue la última persona que habló con Matilde. La policía consiguió reproducir la llamada –con otra aplicación es posible- y se dieron cuenta de las intenciones de Andrés: dar un susto de muerte, literalmente, a su esposa y acabar con ella.
‘Tras reproducir la llamada de Andrés Troyer a su esposa’, explica el inspector Mata Dospuntocero, de Homicidios y Nuevas Tecnologías, ‘le pedimos que nos mostrase el boleto de la Primitiva premiado con los 8 millones de euros. Evidentemente no existía, el asesino se quedó sin coartada, se derrumbó, confesó el crimen y ya ha pasado a disposición judicial’.
La pena que le puede caer al homicida van de los nueve meses de cárcel a volver a casarse de nuevo, quiera o no, haya o no haya amor de por medio.

 

Con un poco de suerte, Andrés Troyer sólo irá a la cárcel y no tendrá por qué casarse de nuevo.



Es lo que tienen las nuevas tecnologías: que aunque nos creemos los amos del mundo, de que tenemos el control de todo lo que nos rodea con un teléfono móvil en la mano, a veces algunas aplicaciones se nos pueden girar en nuestra contra. Si nos limitásemos a llamar, a enviar mensajes y a usarlo como despertador y como avisador de días señalados, que es para lo que realmente sirve un móvil, nada de esto sucedería.






Tecnología = Muerte. ¿Por qué si no iban a regalarnos un iPhone 4 por el mero hecho de cambiarnos de compañía?

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