Inauguramos
‘A tientas’, nuestra sección de entrevistas en la que charlaremos
distendidamente con los personajes más variopintos de la actualidad. Hoy, Ramón
Melendi Espina.
Evaristo
Eloqueay (Oviedo).- Me lo encuentro
por la calle, caminando solo, mirando al suelo y con las manos en los
bolsillos. Le doy el alto con un “¡Hola, Melendi!”. Me mira extrañado. Le
recuerdo que teníamos una entrevista a las 12:00 horas en el Café Sporting, en
el centro de Oviedo. Me lo temía: se olvidó. Iba a echar la quiniela, me dice,
que si puedo esperar cinco minutos. Espero. Llega. Hablamos.
Pregunta: ¿Cómo te va la vida, Melendi?
Respuesta: Bueno, no sé, qué quieres que te diga, tron. Voy
haciendo, picoteando de…
P: Espera, espera… No hace falta que me hables con el
tono de voz de tus canciones, que yo te tengo más que calado. Sé tú mismo, por
favor. La entrevista será así más fluida.
R: JAJAJA… Qué cabrón.
P: Soy consciente de que no te puedes quejar. Cuéntame
algo de La Voz.
R: Bueno, no sé, qué quieres que te diga, tron. Qué no
se ha dicho ya de Juan Sinatra, un torrente de…
P: ¿De quién?
R: De Juan Sinatra.
P: ¿¡Frank Sinatra!?
R: (…)
P: Venga, va, Melendi, pero si todo esto es muy fácil…
Bonita ciudad, Oviedo, ¿no crees?
R: Maravillosa. Es una ciudad cosmopolita, en constante
ebullición. Yo la compararía con Puertollano o Navalcarnero, que no es poco.
Además, Carlos Slim ha reflotado ahora nuestro equipo de fútbol. ¡Qué gran tío!
Y encima su hijo me cae fenomenal.
P: ¿Qué hijo?
R: El productor musical. Ése regordete y con el pelo a
lo afro.
P: ¿¡Carlos Jean!?
R: (…)
P: Ánimo, Melendi, que ya estamos terminando.
R: (…) JAJAJA… Qué cabrón.
P: Se acerca la Navidad. Ya sabes: regalos, regalos y
más regalos. ¿Tienes pensado lanzar un recopilatorio de Grandes Fracasos?
R: Bueno, no sé, qué quieres que te diga, tron. Pero se
podría hablar, sí, por qué no.
P: Y ya para acabar, Ramón Melendi Espina: ¿por qué,
ahora que te encuentras en la cresta de la ola, en el momento de máximo
esplendor de tu carrera, no aprovechas y te retiras para que la gente guarde un
grato recuerdo de ti?
R: (…) Bueno, no sé, qué quieres que te diga, tron.
Pero se podría hablar, sí, por qué no.
P: Muchas gracias por tu tiempo, Melendi.
R: A ti, faltaría más.
P: Por cierto, ¿de cuántos dobles ha sido la quiniela?
R: Ha sido simple. Me gusta vivir peligrosamente.
P: (Madre mía. Juan Sinatra, dice)