El
proceso abierto al yerno del Rey sufre un giro ante las nuevas acusaciones
vertidas por el imputado.
Eulali
En Sa Imada (Palma de Mallorca, MALLORCA).- Tras la primera comparecencia de Iñaki Urdangarín en los juzgados de
Palma de Mallorca, la trama que envuelve al yerno del Rey y que ha sacudido las
conciencias de la sociedad española –incluso la de los más ‘juancarlistas’, y
son unos cuantos- empieza a esclarecerse y tomar un camino bien definido.
De
la instrucción del caso se han filtrado un par de datos, muy interesantes, que
pueden ayudar a ir empezando a atar hilos.
Por
lo que parece, dos de los nuevos implicados del ‘Caso Urdangarín’ no son
personas físicas, sino que son dos peluches, propiedad de los hijos que el
exjugador de balonmano tiene con la Infanta Cristina.
Los
hechos se remontan a marzo de 2006, cuando, siempre según Urdangarín, éste se
hallaba en la habitación de sus hijos hojeando las manualidades que el mayor de
ellos había realizado en la escuela. Cuenta Urdangarín que, en un momento dado,
Winnie the Pooh le dijo: ‘Oye, Iñaki, yo te puedo presentar a un amigo mío
con el que puedes hacer grandes negocios’. ‘¡Ahí va la hostia!(sic)’,
fue lo primero que dijo Iñaki, siempre según él, en un perfecto euskera. ‘Déjate
de tonterías y escúchame: conozco a alguien que te puede hacer ganar unos
millones de euros si le prestas atención. Es un genio de las finanzas. En poco
tiempo ha extendido su negocio por todo el mundo. Seguro que has oído hablar de
él: es Pocoyó. Si llegamos a un trato, de lo que te saques, para ti un 40%,
otro 40% para Pocoyó y el 20% para mí. ¿Te interesa?’, le dijo, siempre según Urdangarín, Winnie the Pooh.
Aunque
tiene cara de bonachón, Winnie the Pooh es, presuntamente, un corrupto más.
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El
yerno del Rey alega que el shock sufrido al ver un peluche hablando le mermó
sus facultades analíticas, por lo que aceptó sin meditarlo precisamente por
eso, porque no era dueño de sus actos debido a su estado de estupefacción. ‘Y
además, señor juez, ¿quién es capaz de decirle que no a Winnie? Imagínese el
disgusto que se habrían llevado mis hijos si no hubiese aceptado’, se justificaba Iñaki con las manos entrelazadas,
casi reclamando clemencia.
Pocoyó
es un genio de las finanzas que ha hecho negocio por todo el mundo. Robó,
presuntamente, junto a Urdangarín.
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El
juez ya tiene nuevos datos en torno a los cuales investigar. Unos datos que
pueden aportar mucha luz al caso. Es cierto que de ser verdad lo que argumenta
Urdangarín, es muy probable que Winnie the Pooh y Pocoyó acaben en prisión.
Casi tan probable como que acabe el propio Urdangarín.
Las
malas compañías de sus hijos han sido las que, presuntamente, han corrompido la
integridad moral de Urdangarín.
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