martes, 30 de octubre de 2012

Un vecino de Austin, Texas, cena una ensalada


El detenido será juzgado por un jurado popular compuesto de 31 personas.

Edgar Allan Peo (¡Austin, Texas, joder!).- N.d.R.: Por la cuenta que os trae, espero no tener que repetir dónde ha ocurrido la noticia y adónde me he desplazado para cubrirla, ¿estamos? Pues eso.
El estado de Texas está conmocionado tras lo ocurrido en un tranquilo barrio de Austin, la capital. Mongolo Escobar, descendiente de unos españoles llegados a Estados Unidos a principios del siglo XIX, supuestamente cenó una ensalada la noche del pasado 28 de octubre.
La voz de alarma la dio un vecino del detenido, J.F.K, quien prefiere permanecer en el anonimato. ‘Cuando fui a tirar la basura, entre los restos depositados por Mongolo minutos antes vi una bolsa de Florette; más concretamente, de la ensalada Gourmet’. Acto seguido, J.F.K llamó al FBI, que se presentó con chalecos antibalas en casa del detenido.
Esta es la ensalada que CONSUMIÓ el detenido.


Tras tirar la puerta abajo –‘si hubiésemos llamado igual se nos escapa por la puerta trasera, ¿no sabes, compadre? (sic), nos decía el jefe de la expedición- encontraron a Mongolo Escobar en el sofá tomando un zumo de naranja recién exprimido. Y en la cocina, el cuerpo del delito: un bol con restos de hojas de lechuga, queso de cabra, aceite de oliva y vinagre balsámico de Módena.
Mongolo Escobar fue inmediatamente detenido y llevado a comisaría, donde fue interrogado como sólo los inspectores norteamericanos saben hacerlo: en mangas de camisa, con tirantes, con las manos apoyadas encima de la mesa y fumando, y con un compañero apoyado en la pared con los brazos cruzados y cara de pocos amigos. Y una lámpara presidiendo el teatrillo desde el techo. A pesar de la puesta en escena, no lograron que Mongolo confesara.

Mongolo Escobar, en el momento de su detención. Sus vecinos, unos cachondos, le llaman ahora El Hombre Elefante.


El detenido ya ha pasado a disposición judicial y será juzgado por un jurado popular de 31 personas, dada la gravedad de los hechos. Este jurado habrá de hacer público su veredicto en ayunas, para evitar que posibles ardores, flatulencias, regüeldos, etc. influyan en la decisión final.
Se le acusa de un delito contra la salud pública, y las penas para estos casos van desde las tres semanas a los quince años de prisión, dependiendo de si la ensalada sólo era para consumo propio o si bien también pretendía traficar con ella.

 
Algunos jurados populares no quieren perder la oportunidad de hacerse una foto para el recuerdo con el procesado.


martes, 16 de octubre de 2012

Condenado a 12 años de prisión por ensañamiento jugando al Call of Duty 4

Un vecino alertó a la policía de los gritos que estaba lanzando el detenido.

Gladys Paro (Madrid).- Un joven de Alcobendas ha sido condenado a doce años de cárcel después de ser acusado de ensañamiento, con agravante de injurias, mientras jugaba al Call of Duty 4, videojuego de moda de la consola PlayStation 3.




Call of Duty 4. (N.delR.: Con un poco de maña te lo pasas en una tarde)



Los hechos se remontan a anteayer por la tarde, cuando un vecino oyó a Serafín ‘Sera’ Benjamín, de catorce años, gritar insultos ‘muy subidos de tono’ jugando a dicho videojuego. Fue entonces cuando llamó a la policía.
El ‘Sera’, que ha preferido mantenerse en el anonimato, gritaba exabruptos tales como ‘muere, hijo de la gran puta’, ‘te voy a patear la cabeza, cabronazo’ o ‘ríete ahora de tu puta madre, so payaso’, que iba intercalando con algunos ‘ese portugués, hijoputa es’.
Cuando la policía se personó en el cuarto del chico, tras derribar la puerta con un ariete, el ‘Sera’ seguía a lo suyo, sin haberse dado cuenta de la presencia policial, por lo que fue sorprendido in fraganti.




Serafín ‘Sera’ Benjamín habrá de cumplir condena en cuanto cumpla 18 años. Olvídate de ir a la uni, chato.



Las pruebas resultaron pues del todo fehacientes, de tal forma que posibilitaron un juicio rápido y una condena ejemplar. La policía investiga ahora si el ‘Sera’ estaba jugando online con alguien cuando se consumaron los hechos.
Vicente Cuarón, el vecino del detenido que avisó a la policía, se expresaba en los siguientes términos ante la prensa: ‘No veo nada malo en que un adolescente mate a cuanta gente como le dé la gana. Lo que no me parece de recibo es que no les guarde el más mínimo respeto y que parezca que disfrute haciéndolo. Una cosa es la libertad y otra muy distinta es el libertinaje. He dicho’.
Agustín García, inspector de la Policía Nacional, coincidía plenamente con Cuarón al subrayar que ‘no veo nada malo en que un adolescente mate a cuanta gente como le dé la gana. Lo que no me parece de recibo es que no les guarde el más mínimo respeto y que parezca que disfrute haciéndolo. Una cosa es la libertad y otra muy distinta es el libertinaje. He dicho (sic)'.




Agustín García y Vicente Cuarón se dieron cuenta más tarde de que coincidían en muchas más cosas. Hoy forman una pareja muy feliz.

domingo, 7 de octubre de 2012

Una señora de Segovia llega virgen al divorcio

Todo apunta a que su marido tenía cosas mejores que hacer, según ha insinuado él mismo.

Ricky Martin Luther King África (Segovia).- Esperanza Gutiérrez Jirón llevaba más de treinta años casada con Adolfo Martínez Orujo hasta que ha decidido poner fin a su matrimonio ‘cansada de tanto esperar’, tal y como aseguró ella misma delante del notario.
Esperanza, una católica de las de antes –y por qué no, también de las de ahora- llegó pura al matrimonio siguiendo los pasos del párroco de su ciudad. ‘A mi madre, que Dios la tenga en su gloria, también le hacía mucha ilusión que llegase virgen al matrimonio. Y yo así hice’, nos comentaba Esperanza al teléfono.
Un 25 de abril, del año 1982, se casó con Adolfo, con quien llevaba más de diez años de novios (…). La noche de bodas era el momento más esperado por Esperanza desde hacía muchos años (N.d.R.: Imaginad), aunque no pudo ser ya que Adolfo terminó ese día borracho como una cuba.
El viaje de novios lo hicieron a Benidorm, con tan mala suerte que los cinco días que duró fueron un suplicio para su marido, ya que los pasó en cama con unas terribles jaquecas.
El tiempo pasó y las jaquecas de Adolfo, según su versión, no remitían. Siempre le aparecían por las noches, cuando llegaba a casa del bar. 
‘A mí me olía algo mal. Yo creo que mi marido… exmarido, perdón, me engañaba con otra, no me cabe duda. No es normal tanta castidad masculina, por muy devoto que seas. Yo he aguantado porque siempre he hecho caso a mi párroco, que me aseguraba que debía ser paciente y no atolondrar (sic) a mi marido con mis cosas. Estoy convencida de que había otra y que mi marido sólo me quería por las 100.000 hectáreas de tierra que tiene mi padre. No pondría la mano en el fuego, pero a mí me da que sí’.
La historia, en el más amplio sentido de la palabra, acabó el pasado martes ante el notario. Aunque al final, por lo que parece, la jugada no le ha salido del todo bien a Adolfo, puesto que Esperanza se queda con el piso, el coche y la casa en la sierra, mientras que a él le corresponden únicamente sus supuestas jaquecas. Hijos, por supuesto, no tienen.



Esperanza se olía algo. (N.d.R.: Nuestra más sentida solidaridad con el pobre Adolfo)