lunes, 5 de diciembre de 2011

La vieja y el viejo llegan finalmente a Albacete

Lo primero que hizo Fuensanta al llegar a dicha ciudad, preocupada por lo que pasó 'en mitad del camino', fue acudir a una farmacia.

Jesús de Albacete (ALBACETE, claro).- La pareja de ancianos más famosa de España ha llegado por fin a su destino, Albacete, tras un viaje en tren que más que viaje ha sido periplo.
Amalio Cooper, vecino de Puertollano de 83 años, y su esposa, Fuensanta Malpartida Quiñones (quien no ha querido decirnos de dónde es para preservar su intimidad y mantenerse en el anonimato), de 81, salieron en tren de su pueblo rumbo a Albacete para celebrar las fiestas de Navidad con los padres de Amalio. Pero lo que ellos no sabían era que en realidad habían tomado el tren equivocado. El Talgo al que subieron se dirigía a Madrid y no a Albacete.


Fuensanta y Amalio iban a Albacete, se perdieron y van a ser padres por primera vez.


Al llegar a la estación de Atocha, salieron a la calle pensando que habían llegado a su destino, pero algo extrañó a Amalio, futbolero como el que más. ‘En la Castellana me sentí desubicado, aunque hacía trece años que no visitaba a mis padres y pensé que se trataba de una nueva avenida de Albacete. Pero cuando nos dimos de bruces con el Santiago Bernabeu, entonces sí, entonces me di cuenta de que aquél no era el Carlos Belmonte, el estadio de mi Albacete Balompié’, nos confesó Amalio.
Tras darse cuenta de su error, volvieron a Atocha y se cercioraron de que el tren que iban a coger era el que, por fin, se dirigía a Albacete. ‘En el andén se lo pregunté a catorce personas y un guardia para estar del todo segura’, nos dice Fuensanta.
Ya en el tren correcto, empezaron los reproches. Fuensanta siempre ha considerado a su marido poco menos que un inútil, como ella misma nos dijo, y le echó en cara su error. ‘Amalio, está claro que no puedes salir de Puertollano. A tus 83 años y ya no sirves para nada’, parece ser que le dijo ella a él.
Esto hirió el orgullo de Amalio, que ni corto ni perezoso llevó a Fuensanta a un lugar aparatado del tren (el restaurante) y, tal y como dice la canción que ya les han dedicado, ‘se la metió’. Amalio no sólo le demostró su valía, sino también su hombría.


A Amalio no le costó darse cuenta de que el Santiago Bernabeu no era el Carlos Belmonte.


Fuensanta, además de sorprendida, quedó satisfecha, si bien también algo inquieta. Por eso, nada más llegar a la estación de Albacete acudió a una farmacia para realizarse un test de embarazo. Las sospechas se cumplieron: Amalia, como no podía ser de otra manera, quedó embarazada.
Ahora sólo desean pasar tranquilamente las fiestas navideñas con los padres de Amalio, a los que todavía no les han dicho que van a ser abuelos para no darles un disgusto.
Amalio y Fuensanta lo tienen claro: van a tener la criatura digan lo que digan los padres de él. Es más, si tienen gemelos saben incluso los nombres que les pondrán: Santiago Bernabeu y Carlos Belmonte, sean niño  y niño, niño y niña, niña y niño, o niña y niña. Amalio siempre ha sido un gran enamorado del fútbol. Y ahora además, tras lo de aquel tren, también le gusta mucho más aún ‘meterla’.

Genio del humor. Incluso Rajoy ha hecho broma con el caso de estos dos ancianos.

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