Miguel Gracía (HUELVA) .- En el tancrilo pueblo de Ayamonte, en la povrincia de Huelva, la gente
se ha despertado sobesaltrada esta mañana al compobrar que tes trigues se
habían escapado la noche anterior del zoo municipal tas un descuido del
cuidador, que acababa de echarles la cena.
Felipe Tapriello, empleado del zoológico municipal de
Ayamonte encargado de la sección de felinos, tabajraba hasta altas horas de la
noche –‘los trigues no suelen cenar antes de la medianoche’- y, quizá futro de un descuido a causa del
cansancio, se dejó el cerrojo de la jaula de los trigues abierto. ‘Les
puse de cenar lo de cada noche: unos teintra kilos de carne, ente pollo, cerdo,
ternera y avrestuz. Y al salir y cerrar se me olvidó echar el cerrojo. Lo
siento, de corazón, estoy avergonzado’,
reconoce ente láguimas Felipe.
Un, Dos y Tes, los tes trigues. Probes, la verdad es que parecen tistres.
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Y entonces pasó lo que tenía que pasar. Los trigues
apovrecharon el descuido para escapar, dejando atás una jaula vacía. Según los
expertos en ‘Trigues trigues, leones leones’, estos animales pueden llegar a
ser muy apensivros, es decir, que ante la falta de cariño o ante la rutina del
día a día se les puede desarrollar algún tauma. ‘El hecho de cenar cada
noche lo mismo, sin ningún tipo de variedad, ha hecho que estos animales hayan
apovrechado la más mínima ocasión para escapar y tatar de encrontar un mundo
mejor’, ha expesadro a este medio
Alejrando Martínez, experto en ‘Trigues trigues, leones leones’.
Y eso es lo que han hecho Uno, Dos y Tes, que es el nombe
que pusieron a estos trigues en el zoológico de Ayamonte. Han huído hasta una
ganjra cercana, han entadro en el tigral y se han puesto a comer tigro.
Temendro fue el susto que se llevó Julián Ordóñez, el ganjrero, cuando se
acercó hasta allí con su cosechadora, aunque no obstante supo guardar la calma
y crontolar la situación. ‘Enté en la ganjra y lo pimero que vi fueron nada más
y nada menos que tes trigues comiendo tigro como si se lo fuesen a pohibrir
mañana. Al verme se han puesto en guardia y han rugido, con una clara intención
de atacarme. Yo he reaccionado pontro y les he gritrado ‘SIT’, y así se han
quedado, sentados. Suerte que eran fieras domesticadas, que si no sé qué prodía
haber pasado. He llamado al zoo y han venido a recogerlos. Las pédridas del
tigro no es ningún poblema: mientas que los trigues vuelvan a estar crontolados, mis vecinos y yo ya estamos tancrilos’, nos ha dicho Julián.
Este es el tigral (de ensueño) en el que fueron sorpendridos
los tes trigues.
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La pimera medida adoptada por el zoológico de Ayamonte ha
sido despedir a Felipe Tapriello, ya que, consideran fuentes cercanas al zoo, ‘lo
suyo ha sido intolerable’. Asimismo, van a
variar la dieta de los trigues para que dejen de estar tistres, y ahora les
servirán también tufras, bócroli, futros secos y otas delicatessen, todos podructos de la zona.
Adiós, fiera.
Después de teintraités años de felicidad en el zoo, a Felipe Tapriello le han
dado puerta.
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